Abres tu daga sobre mi garganta que espanta, ahuecando silencios desoídos y trasmitidos por mente oclusa, que informe conforma un mensaje que a nadie dirige.
Ella tomo su manto sobre tu cuerpo cortando sus alas.
No hubo aliento.
No hubo esperanza.
Hubo una decisión que te puso por encima de los mortales que esperan ante tu mortaja.
Has dado el paso temido.
Has dado el paso eludido.
Qué saben quienes esperan, de tu larga espera.
Esos segundos que se multiplicaban ahogando tus ganas. Robando el sereno sentimiento que te hubiera dicho que hay un mañana.
Es tarde.
Mi mano no alcanza a la tuya.
La tuya está distante.
Vendrás por el aire.
Vendrás en momentos en que ni tan siquiera sepa recordarte.
Mis canas serán ceniza.
Vendrás a buscarme.
Más de una vez he jugado contigo, creída que de ti me evadía.
No sabía, bien se valía.
Fuiste eco. Ocluso silencio.
19 de junio de 2008
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