Este verano llega a su fin. Las fiestas de Huesca, laurentinas, dan paso a días de paz y sosiego.
Tras los días de ciudad abierta llega la calma. Semejante a la de después de la tormenta.
Se mueven recuerdos pasados que ya no despiertan añoranzas.
Estos últimos días de agosto en la casa de mis padres son los más dulces del verano.
Pasa rápido el tiempo y en nada de nuevo frente al trabajo.
Empiezo a organizar mi mente de cara al septiembre y los meses venideros.
Me tomo las cosas con calma.
17 ago 2007
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