Coherencia.
Se espera.
Se desea.
No basta.
Hay que tirar de la manta.
¿De qué manta?
Innecesaria.
Un hilo del que tiramos.
Un corto en que el símil de deshacer un jersey representa la destrucción del planeta.
Se intercalan imágenes del globo terráqueo con razones de esa reconstrucción.
Miles de mensajes sembrados para abrir conciencias que no tienes operatividad.
Nos hacen sentir culpables del mal ocasionado por los grandes engranajes que también nos tienen bajo su muela.
Desvían nuestra atención hacia el sentimiento de culpa.
Ponen sobre nuestras espaldas el peso que nos aplasta.
No puedo ni con mi alma.
Así un día y otro.
Desgastamos las ganas.
Alas cargadas de mugre.
Aire infecto e irrespirable.
Desgaste.
No tengo palabras alegres.
Rompe la ola en la escollera.
Desangre.
Por aquí y por allí, tanto hambre.
Te sentirás contento.
Te sentirás contenta.
¿De qué?
De tu miserable trozo de pastel.
Casi mejor que así te sientas.
Si no lo vives de esa forma, en nichos de barrios apiñados mientras otros disfrutan de hectáreas y salones, no podrás abrir lo ojos a que mañana sea.
Quise apuntar a una línea de fuga.
Sigo intentando tal.
No me vale la letra hueca.
Mi sino he de apuntar.
Marcharé sin mucho ruido.
Somos multitudes.
No lo olvido.
Nada me impide tomar el teclado y aporrear lo que en otro tiempo hubiera sido hablar.
Cada vez es menos la posibilidad de dialogar.
No hay tiempo.
Masificada la letra en estos sitios, es lo mismo que la mordaza de otro tiempo en que la amenaza hacía callar.
Hay límites que no osamos traspasar.
21 oct 2009
20 oct 2009
Errantes
¿Cómo pudieron dañarte?
¿Cómo pudieron diezmarte, sajarte y fracturarte?
¿Qué osadía les hizo tirar el dardo sobre tu pecho dañado?
Alimañas somos, que atacamos a quien dolido sangra.
Como esas gallinas de corral que picotean a la que herida no se puede escapar.
Saciamos el instinto hincando el diente cual vampiros.
Unas veces víctimas y otras esbirros.
Así somos.
Así nacimos.
De adrenalina se carga el instinto.
Rondando sobre esas letras.
La mañana fue oscura.
La pendiente no era insuperable, pero tiraba conteniendo el paso cansado.
El día sería largo.
Recogiendo con presteza unas palabras para que no se oculten en la memoria esquiva.
Horas muertas.
Palabras destiladas en el hueco oscuro del tiempo.
Deseos manifiestos.
Consentimientos.
Con sentimientos.
Cubre el día con su luz, todo lance y acritud.
Errantes.
Esas letras plasmadas en un papel doblado en el bolso.
Ahora ha ido por ellas para dejarlas engarzadas con las ideas prensadas.
Harto difícil destilar aquello que se quiere encajar.
Es algo así como vivir en dos mundos.
Uno de ellos vacío, el otro reconstruido.
Quiere tirar de ella.
No consigue otra cosa que enmascarar ideas que no consigue trenzar.
Hilos.
Hilvanes.
Nudos de desmemoria.
Le será posible saciar.
No será.
Si así fuese, quedaría en la noedad.
Es mejor seguir en la búsqueda.
Eso da posibilidad.
Hubo un tiempo en que las luces del cielo ocultaban las sombras bajo un sombrero.
Palabras mágicas.
Conjuros.
Versos que cantan al unísono desde el origen.
Retorno al vientre oscuro de la primera madre.
Luz.
Reflejo en la noche oscura.
Luna negra aposentada.
Recreando ese baile de brujas.
Encadenando palabras.
¿Cómo pudieron diezmarte, sajarte y fracturarte?
¿Qué osadía les hizo tirar el dardo sobre tu pecho dañado?
Alimañas somos, que atacamos a quien dolido sangra.
Como esas gallinas de corral que picotean a la que herida no se puede escapar.
Saciamos el instinto hincando el diente cual vampiros.
Unas veces víctimas y otras esbirros.
Así somos.
Así nacimos.
De adrenalina se carga el instinto.
Rondando sobre esas letras.
La mañana fue oscura.
La pendiente no era insuperable, pero tiraba conteniendo el paso cansado.
El día sería largo.
Recogiendo con presteza unas palabras para que no se oculten en la memoria esquiva.
Horas muertas.
Palabras destiladas en el hueco oscuro del tiempo.
Deseos manifiestos.
Consentimientos.
Con sentimientos.
Cubre el día con su luz, todo lance y acritud.
Errantes.
Esas letras plasmadas en un papel doblado en el bolso.
Ahora ha ido por ellas para dejarlas engarzadas con las ideas prensadas.
Harto difícil destilar aquello que se quiere encajar.
Es algo así como vivir en dos mundos.
Uno de ellos vacío, el otro reconstruido.
Quiere tirar de ella.
No consigue otra cosa que enmascarar ideas que no consigue trenzar.
Hilos.
Hilvanes.
Nudos de desmemoria.
Le será posible saciar.
No será.
Si así fuese, quedaría en la noedad.
Es mejor seguir en la búsqueda.
Eso da posibilidad.
Hubo un tiempo en que las luces del cielo ocultaban las sombras bajo un sombrero.
Palabras mágicas.
Conjuros.
Versos que cantan al unísono desde el origen.
Retorno al vientre oscuro de la primera madre.
Luz.
Reflejo en la noche oscura.
Luna negra aposentada.
Recreando ese baile de brujas.
Encadenando palabras.
Mañana fiesta
He perdido puntos de aplique.
Es cierto que tras un obstáculo salvado o sorteado, damos con otro.
Creíste que podías espectar un posible y das con el marasmo incombustible.
Las horas muertas no producen, pero traman un instante desbordado.
Haces huecos de silencio.
En ellos la paz del alma amansa y acuna tus versos.
No es eso, es la lluvia de descargas.
El agua toma rumbo incontrolado.
Sigue surcos del pasado.
El agua forma parte de ti.
Primigenia mente manda.
Disuelve la piedra en barro.
Allana el monte y la montaña.
Lo que hoy es importante, irrelevante será mañana.
Mañana cobra fuerza y tensa el arco.
El tiempo no se para en mientes.
Ristre de ariete incandescente.
El fuego disuelve y trae aire.
Somos aire.
Suspiro impenitente.
Buscamos asideros desde la torre más alta.
No miramos las calles empedradas que pisamos.
El cielo cae a plomo en nuestros hombros.
Disentimos por sistema.
Construimos sobre tumba ensangrentada.
Savia bruta elaborada con silencios y palabras.
Construimos letanías en el alma.
La ponzoña se apodera deshojando vidas enteras.
¿Tan difícil es dar los pasos?
Cuerda enhebrada en hilachos de esperanza.
No descuides.
Hay substancias que te ofrecen paraísos de miseria.
Ahora ríes.
Pronto la soga al cuello ahogara los pasos conducidos hacía ellas.
Palabras cuerdas.
¿Quién las oyera desde ese rincón propio que a nadie otro llega?
Consejos desoídos a destiempo.
Es la quimera.
Aceptarse es el reto de una vida.
Curvas rotas y trazos del tiempo no valen.
Cada momento es nuevo.
Experiencia es lo que pierdo.
Gano en sentimiento.
El corazón va por delante.
Raciocinio cerró su puerta.
No hay prebendas.
¡Quién las tuviera!
Mañana fiesta.
Otros lloran las ausencias.
Los silencios ocultan tristezas.
Olvido.
Alma se quema.
Aire.
Eso es ella.
Consumida vuelve a su hacienda.
El cuerpo cubre etapas de supervivencia.
Alargar la vida para perderla.
SOLTANDO RIENDAS
Es cierto que tras un obstáculo salvado o sorteado, damos con otro.
Creíste que podías espectar un posible y das con el marasmo incombustible.
Las horas muertas no producen, pero traman un instante desbordado.
Haces huecos de silencio.
En ellos la paz del alma amansa y acuna tus versos.
No es eso, es la lluvia de descargas.
El agua toma rumbo incontrolado.
Sigue surcos del pasado.
El agua forma parte de ti.
Primigenia mente manda.
Disuelve la piedra en barro.
Allana el monte y la montaña.
Lo que hoy es importante, irrelevante será mañana.
Mañana cobra fuerza y tensa el arco.
El tiempo no se para en mientes.
Ristre de ariete incandescente.
El fuego disuelve y trae aire.
Somos aire.
Suspiro impenitente.
Buscamos asideros desde la torre más alta.
No miramos las calles empedradas que pisamos.
El cielo cae a plomo en nuestros hombros.
Disentimos por sistema.
Construimos sobre tumba ensangrentada.
Savia bruta elaborada con silencios y palabras.
Construimos letanías en el alma.
La ponzoña se apodera deshojando vidas enteras.
¿Tan difícil es dar los pasos?
Cuerda enhebrada en hilachos de esperanza.
No descuides.
Hay substancias que te ofrecen paraísos de miseria.
Ahora ríes.
Pronto la soga al cuello ahogara los pasos conducidos hacía ellas.
Palabras cuerdas.
¿Quién las oyera desde ese rincón propio que a nadie otro llega?
Consejos desoídos a destiempo.
Es la quimera.
Aceptarse es el reto de una vida.
Curvas rotas y trazos del tiempo no valen.
Cada momento es nuevo.
Experiencia es lo que pierdo.
Gano en sentimiento.
El corazón va por delante.
Raciocinio cerró su puerta.
No hay prebendas.
¡Quién las tuviera!
Mañana fiesta.
Otros lloran las ausencias.
Los silencios ocultan tristezas.
Olvido.
Alma se quema.
Aire.
Eso es ella.
Consumida vuelve a su hacienda.
El cuerpo cubre etapas de supervivencia.
Alargar la vida para perderla.
SOLTANDO RIENDAS
19 oct 2009
No me consientes
Paseo por el paisaje deshojado por la vida.
Respiro.
El aire es frío.
Me tapo.
Evoco un verano.
Ahora caliento mis manos.
No todo fue desechable.
Perder, en un momento dado, abrió nuevas posibilidades.
Así se abre el trapo en que tiño y recoso algunos piazos.
Tengo todo el tiempo del mundo para recordarme.
Es la tarea que sostiene mi lance.
No busco significarme en el aire.
Todo es aire.
Cenizas que caen al barro primigenio que nos une.
De mentiras y lisonjas me huye.
No por eso me coloca por encima de las cosas.
Al contrario.
De ellas la sustancia no es otra.
Hoy por mí, mañana por ti.
No siempre se tiene en cuenta.
Decaes y doblas tu porte.
Miradas que ven lo que ante el espejo no encuentras.
El mundo devuelve la sonrisa que a él desbordas.
Distiende el gesto que el boomerang devuelve en potencia lo que de él sale.
Una sonrisa suele abrir puertas.
Palabras sordas y oídos huecos a tu memoria.
La de tu historia.
Las emociones y las pasiones.
Los dimes y diretes de la gente.
El qué dirán.
No es para tal.
Ahora miras y comprendes.
Eran límites que querían protegerte.
La lucha para romper diques te hizo fuerte.
No me consientes.
Me quieres.
Respiro.
El aire es frío.
Me tapo.
Evoco un verano.
Ahora caliento mis manos.
No todo fue desechable.
Perder, en un momento dado, abrió nuevas posibilidades.
Así se abre el trapo en que tiño y recoso algunos piazos.
Tengo todo el tiempo del mundo para recordarme.
Es la tarea que sostiene mi lance.
No busco significarme en el aire.
Todo es aire.
Cenizas que caen al barro primigenio que nos une.
De mentiras y lisonjas me huye.
No por eso me coloca por encima de las cosas.
Al contrario.
De ellas la sustancia no es otra.
Hoy por mí, mañana por ti.
No siempre se tiene en cuenta.
Decaes y doblas tu porte.
Miradas que ven lo que ante el espejo no encuentras.
El mundo devuelve la sonrisa que a él desbordas.
Distiende el gesto que el boomerang devuelve en potencia lo que de él sale.
Una sonrisa suele abrir puertas.
Palabras sordas y oídos huecos a tu memoria.
La de tu historia.
Las emociones y las pasiones.
Los dimes y diretes de la gente.
El qué dirán.
No es para tal.
Ahora miras y comprendes.
Eran límites que querían protegerte.
La lucha para romper diques te hizo fuerte.
No me consientes.
Me quieres.
16 oct 2009
La luna
Prestó al aire mi silencio.
Arranco mi sueño en la mañana.
Confluyo los ayes de mis tiempos.
Recalcó en mí el sentimiento.
Ella sola construyó palabras de mis versos.
La luna.
¡Quién sino podía hacerlo!
Ella controla las mareas y ciclos.
Es la que en la noche palpita en un cielo no visto.
Cuando en las sábanas me arropo, ella guía mis pasos.
En ese viaje no controlado es ella mi faro.
Arranco mi sueño en la mañana.
Confluyo los ayes de mis tiempos.
Recalcó en mí el sentimiento.
Ella sola construyó palabras de mis versos.
La luna.
¡Quién sino podía hacerlo!
Ella controla las mareas y ciclos.
Es la que en la noche palpita en un cielo no visto.
Cuando en las sábanas me arropo, ella guía mis pasos.
En ese viaje no controlado es ella mi faro.
15 oct 2009
No hay marcha atrás
Volveré a esparcir el polvo, señalando mi destino.
Asiré coplas y versos en engarces descompuestos.
Miraré por ese hueco no visible a otros ojos.
Veré.
Te veré en ellos.
En las líneas de mi cuerpo.
En los ojos que ahora no reconozco.
No recuerdo.
El paño que pasé a penas dejó algo de lo nuestro.
Algo nuestro.
Eso es.
Hubo un día en que quise arrastrarte a mis sueños.
Con caricias y te quiero.
¿Dónde quedó?
Lo hubo.
Ahora recuerdo.
Sin embargo.
No estamos en ello.
¿Hemos muerto?
No te siento.
Volvería a ese abrazo y sentiría tu llanto.
Ese sí está enquistado.
En algún recodo del cerebro que ya no siente tu gesto.
Formas parte de mis muertos.
Formo parte y no lo siento.
Has estado aquí a mi lado y has escapado.
Algo te iba por dentro.
No has osado.
Me he quedado con el aura fantasmal que tu presencia me ha dejado.
¡Tanto tiempo!
Casi ya ni lo cuento.
Sesgos de memoria deshilada me han dejado en la estacada y tú en otros entuertos.
¡Cómo vas a saberme si no has estado dentro!
Impotencia es lo que siento.
Amantes fuimos en otro tiempo.
Por ti bebía los vientos.
Me has visto igual a siempre.
Yo no te encuentro.
Has varado en otros puertos y éste sigue en dique seco.
¿Esperabas desconchados que he tapado?
Has mirado desde la sustancia del recuerdo.
Es posible.
¿Has estado elucubrando lo imposible?
Es posible que me amaras y no importara mi cuerpo.
¿Es mi alma lo que viste en otro tiempo?
Si fue así, llevas premio.
No siempre llegamos tan hondo.
Nos perdemos en el brillo de unos ojos sin adentrarnos en ellos.
Has marchado y lo que por mí ha pasado fugaz, como los recuerdos que recorren nuestra mente cuando se está ante una muerte, ha sido el llanto que se insertó como daga, cuando decidí seguir impulsos arrastrados hacia amantes que para nada merecieron mi atención y ahora son nada.
La vida nos pone ante nosotros mismos.
Inequívoca sigue rastros marcados por pulsos equívocos, para llevarnos a nuestro páramo seco.
Recorremos por ella pisando y orillando lo que más queremos.
No lo sabemos sostener.
Deja de ser.
Es similar a la pérdida de inocencia.
No hay marcha atrás.
Tienes que arredrar y contar que otros ríos vadearás.
Asiré coplas y versos en engarces descompuestos.
Miraré por ese hueco no visible a otros ojos.
Veré.
Te veré en ellos.
En las líneas de mi cuerpo.
En los ojos que ahora no reconozco.
No recuerdo.
El paño que pasé a penas dejó algo de lo nuestro.
Algo nuestro.
Eso es.
Hubo un día en que quise arrastrarte a mis sueños.
Con caricias y te quiero.
¿Dónde quedó?
Lo hubo.
Ahora recuerdo.
Sin embargo.
No estamos en ello.
¿Hemos muerto?
No te siento.
Volvería a ese abrazo y sentiría tu llanto.
Ese sí está enquistado.
En algún recodo del cerebro que ya no siente tu gesto.
Formas parte de mis muertos.
Formo parte y no lo siento.
Has estado aquí a mi lado y has escapado.
Algo te iba por dentro.
No has osado.
Me he quedado con el aura fantasmal que tu presencia me ha dejado.
¡Tanto tiempo!
Casi ya ni lo cuento.
Sesgos de memoria deshilada me han dejado en la estacada y tú en otros entuertos.
¡Cómo vas a saberme si no has estado dentro!
Impotencia es lo que siento.
Amantes fuimos en otro tiempo.
Por ti bebía los vientos.
Me has visto igual a siempre.
Yo no te encuentro.
Has varado en otros puertos y éste sigue en dique seco.
¿Esperabas desconchados que he tapado?
Has mirado desde la sustancia del recuerdo.
Es posible.
¿Has estado elucubrando lo imposible?
Es posible que me amaras y no importara mi cuerpo.
¿Es mi alma lo que viste en otro tiempo?
Si fue así, llevas premio.
No siempre llegamos tan hondo.
Nos perdemos en el brillo de unos ojos sin adentrarnos en ellos.
Has marchado y lo que por mí ha pasado fugaz, como los recuerdos que recorren nuestra mente cuando se está ante una muerte, ha sido el llanto que se insertó como daga, cuando decidí seguir impulsos arrastrados hacia amantes que para nada merecieron mi atención y ahora son nada.
La vida nos pone ante nosotros mismos.
Inequívoca sigue rastros marcados por pulsos equívocos, para llevarnos a nuestro páramo seco.
Recorremos por ella pisando y orillando lo que más queremos.
No lo sabemos sostener.
Deja de ser.
Es similar a la pérdida de inocencia.
No hay marcha atrás.
Tienes que arredrar y contar que otros ríos vadearás.
13 oct 2009
Hay princesas en los cuentos
Hay princesas en los cuentos.
No quiero ser una de esas, pero no sé bien si quise serlo.
Recuerdo esa infancia de embebida lectura de cuentos.
El primero de hermanastras y lentejas mezcladas con piedras.
Jugaba con dos galanes, yo para ellos la dama.
La que atada de cuerdas uno de ellos salvaba.
Poníamos una piedra en zapato para parecer mujeres subidas en altos tacones.
Queríamos el pecho abultado.
De modelos nos sembraron.
Rompía mis bragas blancas subiendo y bajando en toboganes improvisados en piedra desgastada por nuestro acto.
Los marrones leotardos se rompían por rodillas.
Subía a árboles y tapias.
De niña saltaba y corría.
A mis tiernos diez años cumplidos, sentada en sillita de anea, pespuntaba y hacía cruceta.
Con ganchillo una mantelería, amarillo oro y blanco damasquinado.
Tierna era y obedecía.
Mis sueños tomaban vuelo a lejanos horizontes.
Cocinitas y juegos de los de niñas.
Ensayos para ser madre.
Cuadernitos de recortes y vestidos de muñecas, a las que en un retalito bastaba pasar los brazos por agujeros recortados con tijeras, de las que hoy no dejamos a manos tiernas por temor a que se hagan daño.
Restos de esmalte para pintar trajes a dibujos de princesas, trazados sobre papel cebolla encontrado en un portal de lo que hoy sé era un lugar de delineantes, dibujantes de planos.
Posiblemente pensé, equivocada, que podía ser una de ellas.
Sin embargo, tomé de la vida la vía más concreta.
Me hice maestra.
Tiernas manos me acompañan, en un tiempo que no pasa por ellas.
Ellas pasan.
Es posible que la vida me haya quedado en letargo. Como el de aquella durmiente que quedó en un jardín enmarañado.
No hubo príncipe que salvara mi ansiedad y rompiera soledad.
Hubo personas que supieron regalarme ese pulso que de mi hace desear volver a empezar a cada instante y renovarme.
Aquellos que sacaron lo mejor de mí misma fueron los príncipes y princesas de este cuento que acaba en un continuará mañana.
Ahora es mañana. Emulando el tema del poeta.
No quiero ser una de esas, pero no sé bien si quise serlo.
Recuerdo esa infancia de embebida lectura de cuentos.
El primero de hermanastras y lentejas mezcladas con piedras.
Jugaba con dos galanes, yo para ellos la dama.
La que atada de cuerdas uno de ellos salvaba.
Poníamos una piedra en zapato para parecer mujeres subidas en altos tacones.
Queríamos el pecho abultado.
De modelos nos sembraron.
Rompía mis bragas blancas subiendo y bajando en toboganes improvisados en piedra desgastada por nuestro acto.
Los marrones leotardos se rompían por rodillas.
Subía a árboles y tapias.
De niña saltaba y corría.
A mis tiernos diez años cumplidos, sentada en sillita de anea, pespuntaba y hacía cruceta.
Con ganchillo una mantelería, amarillo oro y blanco damasquinado.
Tierna era y obedecía.
Mis sueños tomaban vuelo a lejanos horizontes.
Cocinitas y juegos de los de niñas.
Ensayos para ser madre.
Cuadernitos de recortes y vestidos de muñecas, a las que en un retalito bastaba pasar los brazos por agujeros recortados con tijeras, de las que hoy no dejamos a manos tiernas por temor a que se hagan daño.
Restos de esmalte para pintar trajes a dibujos de princesas, trazados sobre papel cebolla encontrado en un portal de lo que hoy sé era un lugar de delineantes, dibujantes de planos.
Posiblemente pensé, equivocada, que podía ser una de ellas.
Sin embargo, tomé de la vida la vía más concreta.
Me hice maestra.
Tiernas manos me acompañan, en un tiempo que no pasa por ellas.
Ellas pasan.
Es posible que la vida me haya quedado en letargo. Como el de aquella durmiente que quedó en un jardín enmarañado.
No hubo príncipe que salvara mi ansiedad y rompiera soledad.
Hubo personas que supieron regalarme ese pulso que de mi hace desear volver a empezar a cada instante y renovarme.
Aquellos que sacaron lo mejor de mí misma fueron los príncipes y princesas de este cuento que acaba en un continuará mañana.
Ahora es mañana. Emulando el tema del poeta.
"Ara és demà
No escalfa el sol d’ahir"
12 oct 2009
Un hombre dolía
Pacífica asestó el disparo.
Descargó el golpe y marchó.
En el camino perdió el rasgo.
Se transformó.
Deshizo el pasado.
Resplandeció.
Atrás quedó.
Nada de lo que perdía añoraría.
Sabía.
Se veía sobre el asfalto sangrando.
Él reclamaba lo que de ella no quedaba.
La vida.
Olvidó.
¿Quién era que la agarraba en sollozos?
Desde ese lado nada es.
Fue un instante.
Dejó de ver.
De verse sobre la materia y en ella.
Ahora regresaba al núcleo del Ser.
Un disparo fortuito segó una vida.
Una mujer herida de muerte partía.
Un hombre dolía.
Descargó el golpe y marchó.
En el camino perdió el rasgo.
Se transformó.
Deshizo el pasado.
Resplandeció.
Atrás quedó.
Nada de lo que perdía añoraría.
Sabía.
Se veía sobre el asfalto sangrando.
Él reclamaba lo que de ella no quedaba.
La vida.
Olvidó.
¿Quién era que la agarraba en sollozos?
Desde ese lado nada es.
Fue un instante.
Dejó de ver.
De verse sobre la materia y en ella.
Ahora regresaba al núcleo del Ser.
Un disparo fortuito segó una vida.
Una mujer herida de muerte partía.
Un hombre dolía.
11 oct 2009
¡Vienes a verme!
Has rasgado el trueno en la mañana rompiendo mis entrañas.
Hielo enquistado en el alma.
Silencio opaco.
Herida del pasado.
Encarnas en mi mente la siniestra sombra.
¡Vienes a verme!
Eludo el encuentro ensortijando esperanzas que diluye el instante.
Vendrás mañana.
Dame tiempo.
Él se me escapa.
No entiendo el sentido del dolor para permanecer en desazón.
Aún así, permanezco adherida a la esperanza.
Me quedo en él sintiéndolo testigo de mi ser.
Muchas muertes sucesivas construyen esto que doy en llamar mi vida.
Renacer a cada paso esperando sobre un tapiz desollado de espanto.
Reír o sonreír en el espejo para animar el nuevo paso.
Mirar de ser en un estado no ingrato.
Contener con diques las aguas que vienen a derribarlo.
Sentimiento alejado bajo el juego de apariencia de lo bueno en el pasado.
Sombras siniestras se reposaron como poso en la ciénaga de lo extraño.
Una tímida luz aparente en cada paso.
Apariencia descubierta como algo real y regalado.
Todos los seres vivos deberíamos tendernos la mano.
Nos miramos con inquina a cada paso.
Deshacemos con los actos las palabras lisonjeras que usamos.
Respondemos con el quiebro del desdén y rechazamos.
Somos víctimas del puñal que apretamos con el puño ensangrentado.
Hielo enquistado en el alma.
Silencio opaco.
Herida del pasado.
Encarnas en mi mente la siniestra sombra.
¡Vienes a verme!
Eludo el encuentro ensortijando esperanzas que diluye el instante.
Vendrás mañana.
Dame tiempo.
Él se me escapa.
No entiendo el sentido del dolor para permanecer en desazón.
Aún así, permanezco adherida a la esperanza.
Me quedo en él sintiéndolo testigo de mi ser.
Muchas muertes sucesivas construyen esto que doy en llamar mi vida.
Renacer a cada paso esperando sobre un tapiz desollado de espanto.
Reír o sonreír en el espejo para animar el nuevo paso.
Mirar de ser en un estado no ingrato.
Contener con diques las aguas que vienen a derribarlo.
Sentimiento alejado bajo el juego de apariencia de lo bueno en el pasado.
Sombras siniestras se reposaron como poso en la ciénaga de lo extraño.
Una tímida luz aparente en cada paso.
Apariencia descubierta como algo real y regalado.
Todos los seres vivos deberíamos tendernos la mano.
Nos miramos con inquina a cada paso.
Deshacemos con los actos las palabras lisonjeras que usamos.
Respondemos con el quiebro del desdén y rechazamos.
Somos víctimas del puñal que apretamos con el puño ensangrentado.
10 oct 2009
Explorando
Quitarle hierro a la cosa.
Darse ánimos y seguir a delante.
Tirar de la cuerda aunque se rompa.
Anudando en los quiebros del pasado y olvidando.
Dando pasos hacía la concordia.
Reparando con tiritas invisibles y pintando lo que se ha ido cascarillando.
Desandar el camino errado, buscando el tajo dado.
Aunque en el retorno nada parezca lo mismo.
Los rastros de nuestro paso allí han quedado.
Perpetrando e inventando mientras nos sea dado.
Explorando.
Darse ánimos y seguir a delante.
Tirar de la cuerda aunque se rompa.
Anudando en los quiebros del pasado y olvidando.
Dando pasos hacía la concordia.
Reparando con tiritas invisibles y pintando lo que se ha ido cascarillando.
Desandar el camino errado, buscando el tajo dado.
Aunque en el retorno nada parezca lo mismo.
Los rastros de nuestro paso allí han quedado.
Perpetrando e inventando mientras nos sea dado.
Explorando.
7 oct 2009
¡Serás!
Un círculo en el aire.
Un as en tu manga.
Se cierra en un puño.
Sufre la nostalgia.
Aires que renacen.
Puertas que se abren.
¿Será para dar paso a nuevas palabras?
Nuevas en tus manos.
En ellas ensartas hilos entrecruzados de versos olvidados.
Reconstruyes un paso no dado.
Abres un silencio pactado.
Ignoras de qué lo has entregado.
Desconoces, en el olvido, que estuviste soñando un presente huido.
Arietes cortan el caldo vital sin dejarlo circular.
El pecho de ahogo clama.
Ristras de silencios y palabras.
Espacios entre el texto que reclamas.
¿Vendrá mañana o se ausentará?
¡Quizá!
Posiblemente tengas algo que nombrar.
Algo para el recuerdo ensortijado en la maraña de tus sueños.
Algo con lo que pactar el paso del tiempo que se va.
Enredaderas suben las tapias de un espacio plantado en ese recuerdo.
Estuviste correteando, saltando y brincando.
Fuiste la niña que asombrada miraba la luna cuando caminaba.
Sintiéndose seguida, e incluso perseguida.
Miedos infantiles dejados en un rincón que puedes recobrar.
Volverás sobre tus pasos en tu declive.
Una sombra se dibujará sobre el perfil, ajustando los tiempos pasado y presente.
El futuro en ellos se cerrará.
Se diluirá tu memoria.
Dejará de pertenecerte.
¡Serás!
Un as en tu manga.
Se cierra en un puño.
Sufre la nostalgia.
Aires que renacen.
Puertas que se abren.
¿Será para dar paso a nuevas palabras?
Nuevas en tus manos.
En ellas ensartas hilos entrecruzados de versos olvidados.
Reconstruyes un paso no dado.
Abres un silencio pactado.
Ignoras de qué lo has entregado.
Desconoces, en el olvido, que estuviste soñando un presente huido.
Arietes cortan el caldo vital sin dejarlo circular.
El pecho de ahogo clama.
Ristras de silencios y palabras.
Espacios entre el texto que reclamas.
¿Vendrá mañana o se ausentará?
¡Quizá!
Posiblemente tengas algo que nombrar.
Algo para el recuerdo ensortijado en la maraña de tus sueños.
Algo con lo que pactar el paso del tiempo que se va.
Enredaderas suben las tapias de un espacio plantado en ese recuerdo.
Estuviste correteando, saltando y brincando.
Fuiste la niña que asombrada miraba la luna cuando caminaba.
Sintiéndose seguida, e incluso perseguida.
Miedos infantiles dejados en un rincón que puedes recobrar.
Volverás sobre tus pasos en tu declive.
Una sombra se dibujará sobre el perfil, ajustando los tiempos pasado y presente.
El futuro en ellos se cerrará.
Se diluirá tu memoria.
Dejará de pertenecerte.
¡Serás!
6 oct 2009
¡A veces!
5 oct 2009
Querría volar
Abriré un camino para mi destino.
Hilaré las cuerdas que de él vayan colgando.
Rodaré la cuesta que me lleva abajo.
Remontaré al llano.
La vida es puro ensayo.
Unas veces arriba y otras de lado.
Me quedan las ganas de volverla a empezar.
¿Será cierto que la rueda nos dará otra oportunidad?
Me gustaría gustar de la lluvia y saltar sobre el mar.
Querría volar.
Un ave, en ella quiero regresar.
Hilaré las cuerdas que de él vayan colgando.
Rodaré la cuesta que me lleva abajo.
Remontaré al llano.
La vida es puro ensayo.
Unas veces arriba y otras de lado.
Me quedan las ganas de volverla a empezar.
¿Será cierto que la rueda nos dará otra oportunidad?
Me gustaría gustar de la lluvia y saltar sobre el mar.
Querría volar.
Un ave, en ella quiero regresar.
4 oct 2009
Ella dormía
Apuró su tiempo.
Estirando el brazo quiso alcanzarlo.
No le fue dado.
Correría tras él.
Grandes zancadas le iban separando.
Cuando cansado y triste paró, constató que al otro lado todo quedaba quieto.
Retrocedió con espanto y en ese acto le alcanzó.
Fue un contacto frío.
Algo se resquebrajó.
¿Acaso en los sueños los espejos son materia frágil que pueda fracturarse?
Despertó con las manos húmedas y las cuencas vacías.
Ella dormía.
Estirando el brazo quiso alcanzarlo.
No le fue dado.
Correría tras él.
Grandes zancadas le iban separando.
Cuando cansado y triste paró, constató que al otro lado todo quedaba quieto.
Retrocedió con espanto y en ese acto le alcanzó.
Fue un contacto frío.
Algo se resquebrajó.
¿Acaso en los sueños los espejos son materia frágil que pueda fracturarse?
Despertó con las manos húmedas y las cuencas vacías.
Ella dormía.
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