29 dic 2024

Año nuevo, vida nueva

 


Por él lo dejé todo.

De él me alejé para no morir.

Su muerte, sabida en la búsqueda de su rastro en internet.

Me alejé y cambié a amistad con el tiempo.

Se fue a otra ciudad.

Un día la llamada al teléfono no tuvo respuesta.

Me aceptó cuando me sentí atraída.

Mi impulso no tenía su misma respuesta, pero estuvimos juntos en el alma.

Olía su chaqueta de pana.

El primer arranque lo tuvimos de pie, apoyo en pared, en un piso que dejaba.

Estuvimos un mes de prestado en casa de un amigo.

Nos buscamos un alquiler.

Juntos.

Para mí era todo.

Puedo pensarme viuda en la derivada de esa vida compartida.

Es posible que mientras la mente conserve rastros de ese vivir, lo viva.

Un día volvió tarde. Me dijo que de estar con otra. Me fui de nuestra cama. Ya no me dejó volver. Me ofreció vivir cada uno su vida. La casa se podía compartir.

Me dije que no podía seguir así.

Esperaba su regreso.

Estaba pendiente de sus movimientos.

En estas fechas, entre el 81 y el 82, dejé preparadas las cajas para mi traslado, y concertado mudarme. Bastó una camioneta.

Los que me hicieron la mudanza se quejaron. Fui de un cuarto piso a otro cuarto, sin ascensor. Escaleras. Los libros pesan. Esa era mi principal carga. 

Me dije, año nuevo vida nueva. Así fue.

Despertaba en la noche y oía su llamada.

Me asomaba y no veía a nadie.

Era el grito desde el alma.

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