Hay paisajes que nos acercan al olvido.
Son silencios recorridos a tientas.
Por ellos transito de vez en cuando.
En el regreso descubro aquello que perenne queda indemne.
Horas que atraviesan el tiempo sin serlo.
El cuerpo manifiesta su presencia y ausencia.
No siempre somos lo que fuimos.
De ello nos dolemos y resentimos.
A veces la cuerda se deshoja, dejando caer la carga en el vacío.
Volvemos a sentir los pies pisando tierra.
¿Hasta cuando el infortunio de la espera?
¿Hasta cuando?
15 jul 2009
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