17 sept 2010

En una disputa o guerra, todos somos perdedores.

Cuando los argumentos no valen,
se enredan.
¿Qué queda?
Guardar silencio y recordar que en una disputa todos llevamos las de perder.
Aunque duela, hay que comerse las ganas y seguir mirando al frente, con la esperanza de que un buen día el polvo de esa losa se lo lleve el viento.
¿Quien lava las ofensas?
El tiempo.

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Confieso que…

  Sé Que no eres mía Que no soy tuya Me valgo y basto Quiero Estar contigo Ser contigo Iluminas Sin ti  La tormenta se avecina