Darse cuenta, cuesta tanto.
En ese proceso pasamos al pétreo silencio.
A veces conseguimos superarlo y cuando nos lo explicamos recuperamos ese hilo que parecía perderse, dejándonos en medio del laberinto.
La común unión entre dos, sufre de esos momentos de angustia y soledad.
Unas veces dejas las cosas allá dónde crees insuperables y otras luchas por ellas hasta consumir el último recurso.
La vida te ofrece de todas.
No hay fórmulas que sirvan para ninguna de las situaciones. No habías hecho otra cosa que la que hiciste y no podrías remediarlo.
Siempre he pensado que si se me diera la oportunidad de volver a andar la misma vereda seguiría mis pasos marcados.
Las decisiones aparentes son cada uno de esos pasos, conducidos por el corazón o la razón/sinrazón, en ese momento.
El proceso de desestructuración no hay quien se lo salte.
Haber pasado por eso te permite decirte que de todo se sale, pero de nada te vale porque sangras y quizás sufres más.
Es algo así como la dentición que dicen no soportaríamos los adultos.
11 may 2009
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