Sinuosamente se acorrucó entre las tarimas al abrigo de una esquina que disimuladamente tapaba su fina figura encorvada. Sus dedos se clavaban en el tejido de lana que tenía doblado de forma desordenada. Miraba insistentemente al fondo queriendo captar la atención de alguien entre todos los presentes.
Su papel en esa escena, aparentemente insignificante, cobraba vigor al captar la atención de quienes asistían impasibles a lo que sobre el escenario dos figuras informes concitaban.
Era un personaje sin cuerpo. Él sabía que todo dependía de su instinto.
La platea repleta de gente. Temblaba como una hoja a punto de ser abatida por un viento otoñal. Disimulando como podía evitaba ser previsto en tal.
Ella no lo pudo evitar. Olvidando que se trataba de una escenificación teatral se acercó y le tendió los brazos queriéndole abrazar. Él, desconcertado, pensaba si sería parte de la trama, sintiéndose azorado creyendo haberlo olvidado.
El director de escena no apreciaba lo que allí pasaba, pues estaba concentrado en el centro del escenario, dónde se desarrollaba un diálogo tramado para dar paso a otro escenario que preveía sería dado en el patio de butacas.
Los espectadores intrigados miraban lo que allí se escenificaba absortos en ese giro imprevisto de la historia.
Un juego de luces y sombras marcaba recorridos imprecisos.
Allí la atención se centraba en la respuesta esperada.
Rechazo por parte de él. Ella en un respingo se retiraba cabizbaja a ocupar su butaca. Una lágrima hollaba la mejilla inmaculada.
Él observaba y ante ella no pudo consentir y olvidando el papel que le habían entregado, decididamente se levantó acercándose a ella y besándola la abrazó olvidando el mundo que ocupaba ese espacio.
Se encontraron en lo alto de una colina, acunados por un viento que de agua marina encendía su instinto manifiesto.
Ella y él. El mundo dejaba de tener forma.
En sus brazos la llevaba atravesando a otro plano del que la realidad es otra. Amando.
Salieron sin mediar palabras. Sus ojos las decían todas. No pactaron. Ella le llevaba por las calles empedradas a un portal y sin poder esperar, allí empezaron su viaje nupcial.
5 may 2009
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