Amarraste mis manos en el quicio de la puerta y entretanto tentaste mi deseo rompiendo las reservas dormidas de mi alma que a partir de ese momento pasó a ser tuya.
Me enamoré y perdí el control del timón.
No me has fallado.
Valió la pena.
Depresión A lo largo de mi vida he sufrido de esa lacra. Un estado del que me alejo cuando lo veo venir. Mi cuerpo se ha defendido como ha...
No hay comentarios:
Publicar un comentario