Yo estoy en el presente, pero tú interactúas desde el pasado de una novela concluida.
Esto es una segunda parte, en la que Clea imagina.
La autora no se asoma.
Se destapó el secreto.
Le hemos fallado.
No hemos sabido guardar silencio.
Aún así, aquí estamos para desempolvar tu pasado y el mío.
Tú y yo llevamos sus reflejos. Los de la autora que nos teclea y nos piensa.
Aquí, yo soy uno de sus personajes.
Los que ella empezó a enmarcar en narrativas desde la otredad.
Tú estabas en aquello del colegio de monjas.
Yo no recuerdo ese tiempo.
No tengo interés en rememorar el olor a gasolina del serrín que se amontonaba en el hueco bajo la escalera, y que llevaba al acceso a las calderas.
Olor de carbón y goma de borrar gastada.
Lápices y libretas de espiral.
Plumas estilógráficas.
Cromos de los Telerines.
Y de Marisol.
Tebeos y juegos en la calle.
17 sept 2010
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